miércoles, 15 de junio de 2011

Miranda

La semana pasada, gracias a mí querida Minea, de All the Year Round, hice un gran descubrimiento: Miranda.

Aquí Miranda Hart, protagonista de Miranda

Miranda es una serie británica (de la BBC Two) cuya protagonista es una mujer enorme y poco agraciada (Miranda Hart), que a menudo es confundida con un hombre.  La mayor parte de la acción transcurre entre la tienda de artículos de broma y regalos que tiene Miranda, su casa y el bar de al lado. Y por supuesto, la acompañan un elenco de personajes, a cual mejor:

Penny (Patricia Hodge), la madre de Miranda. Está obsesionada con las apariencias y la vida social, y por supuesto, en conseguirle un marido a su hija, con lo que la empareja con cualquiera y de buscarle un trabajo “decente”.


Stevie (Sarah Hadland) la amiga de Miranda, que además trabaja para ella en la tienda (básicamente lleva la tienda, porque Miranda trabajar, lo que es trabajar…)

Clive (James Holmes) el dueño gay del bar de al lado.


Tilly (Sally Phillips) compañera del instituto de Miranda, la más popular de la clase y bastante pija.


Y Gary (Tom Ellis), mi Gary, nuestro Gary (mira que no me había fijado en él como Cendred en Merlin...). Gary es un cielo. Desde el primer capítulo conocemos que Miranda está enamoradísima de él, que son buenos amigos, y que aunque muchas veces ella haga el ridículo delante de él, él siempre es un cielo con ella.


A lo largo de 2 temporadas de 6 capítulos, vivimos con Miranda algunas de las situaciones más divertidas que he visto en la pequeña pantalla. Obviamente, 12 capítulos son muy pocos y es una serie de situación, sin una trama continuada. Pero hay que verla porque es tremendamente divertida. Incluso en los pocos capítulos en que he pensado “uy, este no me ha gustado mucho” me he pasado un buen rato riéndome.

Eso sí, he de advertir que engancha, muchísimo. De hecho, yo la vi en una tarde/noche xD

Y para muestra, un botón (bueno, alguno ;) ). 






jueves, 2 de junio de 2011

El bolígrafo de gel verde


El otro día hice un tirón final y por fin acabé de leer El bolígrafo de gel verde, de Eloy Moreno.

Así en resumen, el libro narra en primera persona cómo la vida en la ciudad, el estrés del trabajo, de apenas tener tiempo libre, la rutina de hacer todos los días lo mismo, ha llevado al protagonista a una situación agónica, en la que no se siente a gusto con su mujer, con su trabajo…vamos, no se siente a gusto con su vida. Por ello empieza a elaborar un plan para dejarlo todo atrás, escapar con su familia y montarse una nueva vida, más tranquila, con tiempo para vivir.

A partir de aquí algún spoiler del libro.

El problema es que las relaciones con su mujer van mal. Y él no se atreve a cambiarlas. Por ello, empieza a pasar más y más horas en la oficina, y la relación empieza a desquebrajarse del todo, mientras él va planeando su vida.

Nos cuenta sus horas en la oficina, cómo cotillea a sus compañeros una vez se han ido, cómo entabla amistad con la señora de la limpieza, etc.

Al final, cuando está  a punto de contarle a su mujer su plan, cree descubrir que ésta lo engaña. Además, llega a casa para encontrarse con una carta en la que le anuncia que lo deja, aunque él no llega a comprender el verdadero significado de la carta.

A partir de aquí, mochila al hombro, se marcha a buscar una nueva vida, sólo, en los Pirineos. Allí conoce a todo tipo de personas, se encuentra al borde de la muerte, consigue la superación personal y, finalmente, consigue recuperar a su familia.

Fin de los spoilers

La cuestión es que la primera parte del libro (hasta el momento carta) no me ha gustado demasiado. Se me ha hecho aburrido todo el tema cotilleos en la oficina, disputas internas al llegar a casa y demás.
Pero a partir de ese momento, cuando él empieza su nuevo camino, me ha parecido precioso. Una serie de personajes muy singulares, una forma de resolver el conflicto genial, y un final emotivo en el que el autor nos “invita” a hacer lo mismo que el protagonista, a buscar una vida plena que nos llene, en la que trabajemos para vivir, teniendo tiempo para los nuestros y para nosotros mismos, en lugar de vivir para trabajar.