Soy una lectora empedernida. Un poco como Rory, siempre he ido por ahí cargando con el libro que me estaba leyendo en ese momento, lo cual muchas veces suponía un coñazo, dado que me suelen gustar los libros gordos y no es agradable cargar con ellos. Por eso, cuando tuve la oportunidad de que Fran me trajera el Sony Pocket barato, barato de los States, no me lo pensé. Eso no significa, ni mucho menos, que haya dejado de comprar libros en papel. De hecho sigo comprando los mismos que antes.
Lo que sí he de confesar es que no he comprado ningún ebook. El motivo es muy sencillo, me parecen muy caros.
Me gustan mucho los libros en papel, pero hay veces que alguno creo que no merece la pena comprarlo. Bien porque me parece que es un libro un poco chorra, o porque me parece caro (20€ por un libro de tapa blanda de unas 200 páginas es un horror). En esas ocasiones me gustaría poder comprar el ebook a un precio razonable. ¿Qué es un precio razonable? Pues supongo que depende del libro, pero vamos, nunca más de 5€.
Lo que no puede ser es que la versión en papel valga 14.95€ y la en ebook 9.99 (por ejemplo, como pasa con Juntos de Allie Condie). Porque por 5€ más me lo compro en papel y ya encontraré el ebook gratis en algún sitio.
Y esto es lo que creo que las editoriales no están queriendo ver. A las personas nos duele pagar 10€ por un archivo digital. Un archivo digital que puede ser prácticamente el mismo que ha utilizado la propia editorial para maquetar la versión en papel.
Una de las razones que se me ocurren es que si el autor ya se lleva una mínima parte del precio de los libros (de primera mano por Juan Sepúlveda, compi del trabajo del que ya hablé aquí se que un escritor novel se lleva como máximo un 10%) si el libro cuesta sólo 3€ se llevan sólo 0.03…vamos, un margen bastante irrisorio. También he leído que la editorial se queda con el 40% y las distribuidoras son las que al final se quedan con más o menos un 60 % (http://fantasticaliteratura.blogspot.com/2008/09/porcentajes.html) pero el tema es que en el caso del libro digital no deberían ser necesarias distribuidoras, ¿no? Con lo que se podrían repartir los beneficios de otra forma…
La verdad es que no estoy tan metida en el mundo editorial como para ser yo quien proporcione la solución al problema. Pero lo que está claro es que las editoriales ya empiezan a quejarse de piratería, lo mismo que las discográficas, cuando lo que deberían hacer es aprender de los males de éstas e intentar buscar un modelo de negocio diferente, que prevenga un poco mejor el problema.
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